PEQUEÑOS GESTOS
El otro día fui al supermercado. Había salido de
trabajar y entré a comprar una barra de pan y un bric de zumo. Cogí lo que
había ido a buscar y me acerqué a la caja para pagar. Iba pensando en mis
cosas, así que no me dí cuenta de que una señora había hecho una gran
compra y estaba descargando un carro
repleto de productos. Así que en cuanto volví en mí y centré la mirada en la
realidad, pensé: “esto va para rato”. Me dije que paciencia, que si así estaba
el asunto así tenía que ser, que Dios siempre hace las cosas por algo.
Lo que no sabía era por qué era. No se imaginen que
me ocurrió algo extraordinario o que sucedió un acontecimiento sobrenatural.
Tampoco me toco un carro de la compra de regalo, ni siquiera un juego de
toallas a la última moda. Fue algo mucho más sencillo.
Más sencillo pero más vital. La señora que estaba
toda atareada sacando sus paquetes para colocarlos en la cinta transportadora
se volvió, me miró las manos, contempló mi barra de pan y mi bric de zumo y,
sin dejar su operación logística, me sonrió y
me dijo: ¡Anda, majo, pasa tú, que yo tengo para rato!. Yo le di las gracias y me acerqué a la cajera para que
me cobrara. En ese momento, la dependienta estaba terminando de cobrar a otro
cliente que, por lo que estaban comentando ambos, también había dejado
“colarse” la señora. Entonces yo me sonreí.
Sí, me sonreí porque esa señora, a la que no conozco
pero para la que pido a Dios todas las bendiciones, con su gesto me hizo feliz.
Me alegró un día que iba atravesado y me hizo recuperar la alegría de la vida.
Una alegría que depende mayormente de las pequeñas cosas. Pequeñas cosas como
su amabilidad. Si las practicásemos más a menudo viviríamos en un clima más
distendido, ayudaría deshacer tanta crispación.
El gesto que tuvo aquella señora conmigo me reafirma
en mi creencia de que aunque podemos ser muy malos en el fondo no lo somos
tanto ni tantos ni tan a menudo. Hay gente buena por el mundo que nuestros
miedos y temores impiden que encontremos.
(artículo em "El Día de Valladolid", 30 octubre 2012)
No hay comentarios:
Publicar un comentario