domingo, 11 de noviembre de 2012


PEQUEÑOS GESTOS

 

El otro día fui al supermercado. Había salido de trabajar y entré a comprar una barra de pan y un bric de zumo. Cogí lo que había ido a buscar y me acerqué a la caja para pagar. Iba pensando en mis cosas, así que no me dí cuenta de que una señora había hecho una gran compra  y estaba descargando un carro repleto de productos. Así que en cuanto volví en mí y centré la mirada en la realidad, pensé: “esto va para rato”. Me dije que paciencia, que si así estaba el asunto así tenía que ser, que Dios siempre hace las cosas por algo.

Lo que no sabía era por qué era. No se imaginen que me ocurrió algo extraordinario o que sucedió un acontecimiento sobrenatural. Tampoco me toco un carro de la compra de regalo, ni siquiera un juego de toallas a la última moda. Fue algo mucho más sencillo.

Más sencillo pero más vital. La señora que estaba toda atareada sacando sus paquetes para colocarlos en la cinta transportadora se volvió, me miró las manos, contempló mi barra de pan y mi bric de zumo y, sin dejar su operación logística, me sonrió y  me dijo: ¡Anda, majo, pasa tú, que yo tengo para rato!. Yo le di  las gracias y me acerqué a la cajera para que me cobrara. En ese momento, la dependienta estaba terminando de cobrar a otro cliente que, por lo que estaban comentando ambos, también había dejado “colarse” la señora. Entonces yo me sonreí.

Sí, me sonreí porque esa señora, a la que no conozco pero para la que pido a Dios todas las bendiciones, con su gesto me hizo feliz. Me alegró un día que iba atravesado y me hizo recuperar la alegría de la vida. Una alegría que depende mayormente de las pequeñas cosas. Pequeñas cosas como su amabilidad. Si las practicásemos más a menudo viviríamos en un clima más distendido, ayudaría deshacer tanta crispación.

El gesto que tuvo aquella señora conmigo me reafirma en mi creencia de que aunque podemos ser muy malos en el fondo no lo somos tanto ni tantos ni tan a menudo. Hay gente buena por el mundo que nuestros miedos y temores impiden que encontremos.
(artículo em "El Día de Valladolid", 30 octubre 2012)

No hay comentarios:

Publicar un comentario