La semana pasada quedó en el aire la pregunta: ¿cómo
mantener el estado del bienestar si los ingresos que lo hacen posible
disminuyen? Hay dos respuestas: o aumentamos los ingresos o reducimos el estado del bienestar. En
realidad, lo más adecuado es una combinación de ambas. Primero hay que
diagnosticar el tamaño y los órganos afectados por la hipertrofia del estado
del bienestar, que siempre genera un largo periodo de gran crecimiento. Una vez
establecido el modelo adecuado hay que analizar si tenemos ingresos suficientes
para mantenerlo. Si es así no hay problema. Con recortes se puede lograr el
ajuste necesario.
Pongámonos en la circunstancia de que los ingresos
no alcanzan para sostener el modelo elegido. Entonces podemos establecer un
modelo más pequeño. Esta posibilidad no es nuestro objetivo aunque siempre se
podrá acudir a ella si no nos queda más remedio. Nuestra primera opción es
aumentar los ingresos. ¿Cómo? Ese es el quid de la cuestión actual. El estado
necesita ingresar más y eso pasa por recaudar más. ¿Cómo?
Aquí surge la tentación que llamo de Juan sin
Tierra. Todos conocemos la leyenda de Robin Hood, el sheriff de Nottingham, los
barones y el príncipe Juan. Como Robin roba a los ricos para devolver a los pobres
la riqueza que les esquimalba el Estado, feudal entonces, endeudado por la
Cruzada emprendida por el hermano del príncipe Juan, el rey Ricardo.
La tentación del príncipe Juan y sus políticos fue
aumentar los impuestos, que acabaron por llevar a la miseria a los más débiles
y empobrecer al resto de la sociedad hasta el punto de generar una rebelión que
acabó en la concesión de la Carta Magna, origen del parlamentarismo inglés. Su
afán por recaudar no creo más riqueza sino más pobreza.
Cada ciudadano tiene una
capacidad de pagar impuestos, si se sobrepasa, esta disminuirá, produciendo una
menor recaudación a corto medio plazo. Y creo que hemos llegado a ese punto. O
se dedican más esfuerzos a incrementar la actividad económica, los que más
tenemos manifestamos nuestro espíritu cívico y se reduce el fraude o cada vez
seremos más pobres y nos enfangaremos más en el pozo. (artículo publicado "El Día de Valladolid", 24 julio 2012)