domingo, 16 de diciembre de 2012


SABOR DE NAVIDAD
El otro día me llamó por teléfono mi hija. Me llamaba para encargarme que comprara el pan. Mientras hablaba no se pudo contener y me espetó: “¡Ya verás! Hemos preparado lo que más te gusta”. La dí  las gracias, pensando en que mis hijas habían echado una mano a mi mujer preparando algo especial de comida. Mi sorpresa fue que no era una comida de mi gusto sino que ya habían colocado un misterio que me gusta mucho.

No había podido esperar y a la vuelta del colegio habían insistido a su madre para que las dejara prepararlo, aunque habíamos quedado en hacerlo al día siguiente. Lo habían dejado precioso, con unas lucecitas bajo el espumillón dorado y plateado que daban un aspecto etéreo al misterio. Como si la Sagrada Familia estuviera flotando en una nube.

La sorpresa se transformó en gran alegría. Porque me encantan estas fechas, me alegra decorar la casa, colocar el nacimiento, las reuniones navideñas. Y Dios me ha bendecido con hijos que hacen aún más especiales estas fiestas. Y lo serán más porque mi hija pequeña nacerá en estos días, entre Navidad y Reyes. Un motivo más de celebración.

Espero que a pesar de estar en crisis no escamoteemos la decoración navideña. No podemos gastar como en los años prósperos pero seguro que de aquella época tenemos suficientes adornos  para crear el ambiente suficiente para acompañar lo más importante: el espíritu de la Navidad, que no es otro que el de un Dios que se hace pequeño por amor a su criatura, para ayudarla a librarse de sus ataduras y esclavitudes.

No podemos obsesionarnos con que no podemos gastar lo de antes. Es igual. Puede que no tengamos para marisco pero otras cosas más baratas nos pueden dar la misma satisfacción. O más. Lo que más recuerdo son unos filetes de pechuga de pavo en una salsa de leche con algo más que hacía mi abuela y que no he vuelto a probar. Eso me sabe más a Navidad que muchas otras cosas que he probado después.

 ¡Y no nos olvidemos del que no tiene! Si conocemos a alguno invitémosle en estas fechas. Y si no conocemos ayudemos a quienes les ayudan. O hagamos las dos cosas. La Navidad se acerca y hemos de estar preparados para recibirla.
(Publicado el 11 de diciembre en "El Día de Valladolid")

sábado, 8 de diciembre de 2012


VIVIR SENCILLO

 “Vive sencillamente para que otros, sencillamente, puedan vivir”. Ese es el lema de la campaña de sensibilización de Caritas para el trienio 2011-2013. Tengo que reconocer que no me había fijado en este lema hasta ahora, con el comienzo del Adviento.  Se lo escuché este domingo a una de los responsables de caritas en mi parroquia, en el recordatorio de la operación kilo, que como todos los años nos ayuda a preparar la Navidad.

Los que aún podemos tenemos la obligación moral de compartir con aquellos que no tienen nada. Y sabemos que son muchos. Y con muchas dificultades. Nos  recomendaba esa responsable que es muy necesaria en la actualidad entregar comida enlatada o ya cocinada, que necesite el mínimo consumo de energía. Porque muchas familias no tienen para pagar el gas o la electricidad y eso impide hasta cocinar o guardar comida en el frigorífico o en el congelador. Imagínese ya no sólo sin calefacción o agua caliente sino sin la posibilidad de cocinar o de calentar un poco de café o de leche.

Vivir sencillamente nos permitiría disponer de algo más para compartir. Renunciar a lo superfluo no es un sacrificio grande realmente. Nos cuesta más por lo que supone de ruptura de costumbres y hábitos y de renuncia que por la necesidad de lo renunciado. Eso sí lo renunciado es vitalmente necesario para otros. Además es sencillo colaborar. Con dar unos paquetes de legumbre, unos productos de higiene o de limpieza, unos litros de leche es suficiente.

Y si además consiguiéramos hacer de este lema la guía de nuestra vida, viviríamos mejor. Nosotros, los que nos rodean y la sociedad en general. Imagínense que  nuestros gustos y necesidades se vuelven tan sencillas que para satisfacerlas ya no necesitáramos, por ejemplo, cambiar de móvil cada tres meses, de ropa cada temporada, de coche cada dos años… No es que hayamos de  privarnos de  una copita de vino de reserva y una tapita de jamón ibérico de Guijuelo de vez en cuando sino de emborracharnos de vino peleón a diario.
(^Publicado el 4 de diciembre de 2012 en "El Día de Valladolid" )

jueves, 6 de diciembre de 2012


SE ARMÓ EL BELÉN
Eso parece, que se armó el belén con los comentarios del Papa sobre la presencia del buey y la mula en el nacimiento de Jesús. Por la reacción que ha generado parece como si  nos hubieran quitado una parte de nosotros mismos. Se han realizado muchas encuestas y se ha escrito y opinado en abundancia y todo en ese sentido: “¡¿cómo es posible?! ¡El belén es sagrado! ¡No me lo van a quitar!

¿Y qué es lo que no nos pueden quitar? Nuestra infancia, nuestros recuerdos, generalmente los más felices. Aunque ahora ni nos acordemos y hayamos relegado el belén tras el árbol de Navidad. Pero es cierto. El belén es nuestro. Belén, su portal, es nuestro. Por eso se encarnó Dios: para ser nuestro. Por eso se llama Emmanuel, que significa “Dios con nosotros”.

Y como es nuestro, desde que San Francisco lo hiciera por primera vez allá a principios del siglo XIII con el fin de mostrar un Jesús que era también humano, no solamente divino, y, por tanto, cercano, lo representamos de acuerdo a la mentalidad de los tiempos. Esa es precisamente la grandeza de los belenes. Son la expresión de la fe de quien los monta, con sus circunstancias, con su historia.

Hay quien quiere reflejar el momento histórico del nacimiento y cuida hasta el mínimo detalles para guardar la mayor verosimilitud posible. Otros quieren honrar las tradiciones familiares y montan el belén como se ha hecho toda la vida en su familia. Y hay quienes prefieren actualizar  la representación y hacerla en un mundo contemporáneo.

No importa la elección, sí que siga manifestando la humildad y pobreza del nacimiento y  el reconocimiento de los débiles y sencillos. Esto es lo que representan el buey y la mula, sobre cuya presencia histórica se puede dudar. Pero, como dice también el Papa, eso no es lo importante, sino su simbolismo. Dice Isaías 1,3 “Conoce el buey a su dueño y el asno el pesebre de su amo, pero Israel no conoce”. Es decir, los animales saben quién es su Creador pero los hombres no lo reconocemos ni teniéndolo entre nosotros.   
(Publicado el 27 de noviembre de 2012, en "El Día de Valladolid")

sábado, 1 de diciembre de 2012


PUERTA ABIERTA, PUERTA CERRADA
Quizás nos encontremos ante unas semanas decisivas para que el futuro tome un rumbo u otro. Cuando lo haga, ciertas potencialidades y consecuencias ya no serán mientras otras se harán realidad. Algunas de ellas somos capaces de predecir aplicando ciertas leyes de la física como la newtoniana de a cualquier acción le corresponde una reacción.

 Otras podemos estimar cuáles serán siempre que admitamos que todo lo relacionado con el hombre es algo más complicado que la pura física, ya que, al entrar en la ecuación variables impredecibles o causas que no siempre producen el mismo efecto, el resultado puede ser distinto del esperado. Luego está lo desconocido, lo incontrolable, lo inesperado. Una equis que ha tener en cuenta pero que somos incapaces de despejar.

Siendo así, de aquí hasta febrero se decidirá el escenario en el que nos tocará desenvolvernos, nosotros y nuestros hijos y luego nuestros nietos. Lo primero serán las elecciones catalanas. ¿Habrá independencia? Si la hay, ¿qué pasará?, ¿cómo será nuestro país? ¿nos hundiremos? Si lo hacemos, ¿seremos capaces de levantarnos o nos volveremos unos contra otros?

Eso en cuanto a España, porque luego está Europa. Hoy se reunirá de manera extraordinaria el Eurogrupo para tratar, de nuevo y por enésima vez, sobre la ayuda a Grecia. Si no se concede, las tensiones financieras agravarán la crisis y al recesión económica  europea. Probablemente eso haga inevitable que España tenga que pedir el rescate. ¿Servirá para que nos recuperemos o nos hundirá más? Si nos hundimos, ¿el siguiente será Italia?¿Luego Francia? ¿Quién más?

Eso hará que resurjan con fuerza los nacionalismos y eso hará inevitable la ruptura del euro. Europa se romperá y con la caída de su economía, la economía mundial se hundirá. No en vano el euro es la segunda moneda en reservas. Una recesión mundial nos pondría a las puertas de enfrentamientos y guerras, de miseria, de hambre y muerte. ¿Qué decisión tomaremos?¿qué camino elegiremos? Abriremos unas puertas y cerraremos otras. ¿Nos llevarán al progreso o a la destrucción?
(Publciado el 20 de noviembre en "El Día de Valladolid")