domingo, 22 de diciembre de 2013


EL MUÑECO DE LA GUARDA

 

Érase una vez que se era, en un invierno de mucho frío y fuertes nevadas, una niña que se llamaba Ana salió a su jardín e hizo un gran muñeco de nieve. Por la noche  apareció un ángel y pronunció unas palabras: “Gran muñeco de nieve, ten corazón y vive”.  Sopló sobre la cabeza del muñeco y este abrió los ojos, sus brazos se movieron y se deslizó sobre el jardín nevado. El ángel observaba sus movimientos y esperó. Cuando el gran muñeco de  nieve se desentumeció y hubo explorado todo el jardín, se paró ante el ángel, le miró a los ojos y asintió con la cabeza. Entonces habló: “Lo haré”.

No tenía mucho tiempo, sólo las horas del sueño. Tenía suerte, era la noche más larga del año. Y también la más fría. Eso le ayudaría a cumplir con su misión. Por su boca exhaló su aliento frío para crear una espiral de hielo alrededor de la casa para subir hasta el tejado. Desde allí con sus ojos de botón podría observar cualquier cambio en el ambiente y con su nariz de zanahoria olfatear cualquier nuevo olor en los alrededores.

El tiempo corrió y nada sucedió. El cansancio se apoderó del muñeco que luchó contra sí mismo para que no dormirse. En ese duermevela una sombra tomó forma y un fuerte hedor a fango penetró en su cuerpo de nieve. Se sobresaltó. Miró alrededor pero nada vio. Era la hora que precede al alba, la de mayor frío, todo parecía tranquilo. Una risa rompió el silencio. Su corazón latió más fuerte. Algo había salido mal. ¿Pero qué?

Desesperado activó todos sus sentidos. Y lo encontró. En la habitación de Ana. Una presencia oscura, fangosa y de barro. Un temor. Se deslizó desde el tejado, entró en la habitación y se plantó ante la figura que se inclinaba sobre Ana. “¡Quieto! -gritó el muñeco de nieve- ¡Largo de aquí, temor! Y arrojó los botones de su pecho contra la figura de fango. Una explosión de vivos colores y de buenos olores estalló en la habitación. La luz y el aroma se impusieron al hedor y la oscuridad.

Ana se despertó y sonrió. Recordó la alegría haciendo su muñeco de nieve, olvidó el disgusto de su muñeca perdida. Se sintió feliz y segura, cuidada. Por su muñeco de la guarda. Este es un cuento de navidad escrito con mis hijas. ¡Feliz Navidad!

lunes, 9 de diciembre de 2013

LOS OJOS DE LOS ÁNGELES


Perdón por el abandono. A ver si retomo con periodicidad la tarea. Muchas gracias
 
LOS OJOS DE LOS ÁNGELES

¿De qué color son los ojos de los ángeles?  Es lo que me preguntó el otro día una de mis hijas mientras estaba dibujando. ¿Qué responderían ustedes a esta pregunta? Lo primero que me vino a la cabeza es el color azul pero según lo estaba diciendo me di cuenta de que no se trata más que de un convencionalismo, como lo de que sea rubios. ¡A saber cómo son! Me los imagino como seres luminosos así que  saqué la consecuencia de que sus ojos eran de luz. ¿Pero de cuál de los colores de la luz? Como no sabía con cuál quedarme se me ocurrió decir que de los siete. Es decir, los ojos de los ángeles son como un arco iris.

Pero no habíamos acabado, tenía guardada otra pregunta: ¿Cómo es su boca? Díganme, ¿cómo es la boca de un ángel? Yo no tenía ni idea. Menos mal que estaba mi mujer que supo desentrañar lo que ocultaba un interrogante tan inocente. Le dijo: “Los ángeles son felices, ¿no? Pues entonces sonríen”. Y mi hija también sonrió. Ahí lo tienen, la cuestión era conocer la esencia de los ángeles para poder representarles adecuadamente.

Y es que en realidad ese es el quid de muchos aspectos de nuestras vidas. Bueno, el quid de la vida, saber cuál es su esencia. De hecho eso es lo que nos mueve. Sea intuitivamente, erróneamente o acertadamente, nuestra creencia de lo que es la vida es lo que justifica nuestros actos. Aunque a veces modificamos nuestra creencia para justificar  nuestros actos.  Esto es la tentación del mal, la acción de uno de esos ángeles, el más grande de todos ellos, Luzbel, el Diablo.

Pero hay otra tentación, la de quedarnos en lo accesorio, sobre si los ojos son así o asao. Eso es lo que se suele resumir en el dicho “discutir sobre el sexo de los ángeles”, que es en lo que derivó la filosofía escolástica después de haber dado grandes pensadores como Santo Tomás de Aquino. Perdernos en lo accesorio es perdernos nosotros mismos y la mejor manera de encontrarnos es regresar a lo esencial. Desde allí podremos orientar el resto de nuestra vida. Esos es, creo yo, lo que viene a decirnos el Papa Francisco.
( 3 diciembre 2013, publicado en "El día de Valladolid" )

domingo, 10 de marzo de 2013


VIENTOS DE CAMBIO

Hoy se presenta oficialmente en el salón internacional del automóvil de Ginebra el nuevo coche de Renault, el Captur, que se fabricará en Valladolid. Me gusta y espero que también guste a muchos para que se venda en grandes cantidades. Eso impulsará a las factorías españolas de Renault, a la economía vallisoletana, a la regional y a la nacional. Parte del futuro de esta tierra se decidirá en los próximos meses, una oportunidad que es posible gracias al esfuerzo de los trabajadores y a la apuesta de la dirección española de la compañía automovilística.

No es que me haya puesto tremendista, es que corren vientos de cambio. El éxito del Captur, junto al del nuevo Megane de Palencia, hará que sean favorables y nos ayudará a salir de esta calma chicha que es la crisis económica donde  nuestra economía está estancada mientras el barco hace aguas. Hemos de aprovechar todas las oportunidades y todos los momentos, hemos de estar listos para sacar el máximo partido a los nuevos tiempos  que se acercan, para liderarlos.

Antes de Navidad estuve en Tánger, en la fábrica de Dacia que abrió hace un año Renault. Sus vehículos se exportan en otros sitios a España. Allí nos contaron que dentro de los planes de expansión de Renault será uno de los lugares del Norte de África para conquistar el continente. Porque ese es el gran mercado futuro.

En su desarrollo puede y ha de decir mucho nuestro país. Por cercanía, España ha de ser el nexo que una Europa con África. Pero no sólo de Europa, también de Estados Unidos. Porque ese es el otro gran cambio que se avecina: el mercado del atlántico entre las dos orillas del océano, anunciada por el presidente Obama y el presidente Barroso hace unas semanas. Si llega a concretarse, el mundo cambiará y nosotros especialmente.

Y hay un último signo de cambio. Después de más de 600 años, un Papa ha renunciado. Se va el último gran hombre vinculado a la Segunda Guerra Mundial, a la Guerra fría y al Vaticano II. Con el nuevo Papa se pondrá los fundamentos para que la Iglesia afronte los nuevos tiempos. Quien salga nos indicará por donde van a ir los tiros.
(artículo publicado en "El Día de Valladolid", 5 de marzo 2013)

martes, 26 de febrero de 2013


EN LOS OJOS DE MI HIJA
El otro día estaba dando el biberón a mi hija Carolina. Me miraba como preguntándose “¿Y este es mi padre?” Es el que le ha tocado y pido a Dios que sea para su bien y, por extensión, para el de todo el mundo. De qué tal padre sea yo dependen muchas cosas. Aunque la palabra final será suya, mi comportamiento marcará, y hasta condicionará, muchas de sus decisiones. Y puede hacerlo hasta el punto de que no cumpla con la misión que ha de desempeñar para bien de todos.

Ella me miraba a los ojos y yo a los suyos. Ya saben que cuando uno da el biberón lo natural es mirar a su retoño. Si lo toma medio dormido no hay mucho que hacer. Pero si está completamente despierto, uno se puede adentrar en la profundidad de sus ojos. Una mirada aún por definir pues sus ojos aún no muestran su color definitivo, están aún adaptándose a la luz de este mundo, manteniendo todavía un destello misterioso.

Son miradas que cuentan mucho, a veces demasiado. Te rodean, te sondean y te menean para llevarte a un estado en el que eres tú el que se pregunta, quien se examina. A través de ese autocuestionario, esa evaluación introspectiva, en los ojos de  una hija descubres una nueva sabiduría.

Cuando te miran buscando confianzas, certezas, seguridad, te encuentras sabiendo que no hay nada más importante que su bienestar. Cuando te miran pidiendo consuelo, ayuda, amor, hallas en ti la capacidad de amar desinteresadamente, totalmente, entregadamente. Cuando te miran alegres, divertidos, felices, brota en tu interior la felicidad, la alegría, la paz.

En los ojos de mi hija, sobre todo, me encuentro a mí mismo. Son un espejo donde se refleja mi ser, donde mi realidad se muestra desnuda, donde el futuro se vislumbra. Los ojos de una hija son el reflejo de la Verdad que sirve de aviso, de hito, de indicador. Puedo mirarlos y asustarme. Puedo mirarlos e ignorarlos. Pudo mirarlos y entrar en acción. Una es mi elección. Y mi elección se encadenará a su elección. ¿Cuál es la elección correcta? En los ojos de mi hija está.
(Publicado el 19 de febrero de 2013, en "El Día de Valladolid")

domingo, 20 de enero de 2013


PROPÓSITOS DE VIDA NUEVA

Aunque sea unos días más tarde de lo habitual les quería hablar de los propósitos de año nuevo. Esta vez me ha pillado pensando en otras cosas y disfrutando de mi paternidad, tanto de la recién nacida como de sus dos hermanas mayores, así que hasta que no me he asentado un poco, que no del todo, no me he dado cuenta de que año nuevo, vida nueva.
En mi casa lo será de todas todas, pues tenemos que adaptar nuestras rutinas a la presencia de  Carolina, a sus necesidades y a sus tiempos. Por eso será una buena ocasión, ya que hay que cambiar hábitos, para aprovechar a poner en práctica los propósitos de año nuevo, que muchos ya son viejos como uno mismo.
Ante todo tenemos que ser humildes y estar predispuestos a renunciar a costumbres y apetencias que ahora están fuera de lugar. Hemos de organizarnos en función del ritmo de tomas de la pequeña y de su crianza, por lo que hay proyectos y actividades que ya podíamos poner en práctica con la edad de mis dos hijas mayores que habrá que reconfigurar o que tendrán que esperar para acometerlos.
Hemos de encontrar el equilibrio entre las necesidades de unas y otras, y eso pasa necesariamente por aceptar renuncias. Pero eso no significa perder la felicidad pues se trata de asumir la nueva realidad y disfrutarla al máximo, de otra manera como antaño que da como resultado una felicidad, estoy convencido de ello, aún mayor.
Personalmente es una excelente ocasión para la revisión, para examinar actitudes y aptitudes y mejorarlas. Las primeras son las físicas, que son los clásicos propósitos de año nuevo: tener una vida más sana y ordenada. Es un gran fundamento para el cambio más importante: una nueva vida. Para mí eso significa trabajar en las virtudes cardinales y teologales junto a las obras de misericordia, corporales y espirituales. Así tengo que practicar la justicia, la templanza, la prudencia y la fortaleza para visitar al enfermo, dar de comer al hambriento, buen consejo o enseñar al que no sabe, por ejemplo.     

( artículo 15 de enero de 2013, en "El Día de Valladolid")

sábado, 12 de enero de 2013


GRANDES REGALOS

Sí, Señor. Grandes regalos me traen todos los años los Reyes Magos. El  más grande suele ser esperar que se levanten mis hijas y contemplar sus caras y escuchar su reacción al ver sus regalos. En esta ocasión me quedo con un “¡jo, cuántos regalos!”, seguido de contención y paciencia. Han sido capaces de esperar para abrir los regalos sin una queja y cuando ha llegado el momento no han empezado por los suyos, no. Han repartido un regalo a cada uno de sus abuelos, luego a nosotros, su madre y su padre, y finalmente han comenzado por los de su nueva hermana pequeña.
Porque ese es nuestro gran regalo de este año, el cuarto, la auténtica bendición de nuestra vida: otra hija, Carolina. Una preciosidad, con la belleza de su madre aunque con algo del mal genio de su padre, sobre todo cuando está hambrienta o cuando la tienes que mover para el baño o para cambiarla. Por lo demás es una bendita. Y sí, es amor de padre. Y sí, se me está cayendo la baba.
Pero lo mejor de todo es ver a sus hermanas dándole a Carolina los buenos días o cantarle una nana, que acaban de aprender, para que se duerma. Es verdaderamente lo mejor de la vida, el mayor regalo que Dios nos hace tras darnos a nosotros la vida: hacernos copartícipes de su potestad creadora! Es realmente el regalo más grande.
Tener hijos es una gran responsabilidad. Evidentemente la paternidad nos causa muchas preocupaciones, tanto por la salud y el estado físico como por su bienestar espiritual. Pero por mucho que queramos no podemos tenerlo todo controlado y hemos de evitar que se transforme en temor y miedo para no acogotar y acomplejar a nuestros hijos.
Hemos de saber vivir en nuestra pequeñez, en nuestras limitaciones. Aceptadas también descubriremos que tenemos más fuerza interior de lo que pensamos. La  primera prueba es nuestra capacidad para aguantar el ritmo diario apenas pegando el ojo un par de horas, biberones y llantos mediante. Es algo nimio pero es la parte visible de un iceberg oculto. Dios nos lo va descubriendo en los tiempos oportunos. Es otro gran regalo.
PD: ¡Felicidades a los recientes padres Eduardo y Raúl y ánimo a los que quieran serlo!

(artículo en El Día de Valladolid, 8 enero 2013)