martes, 26 de febrero de 2013


EN LOS OJOS DE MI HIJA
El otro día estaba dando el biberón a mi hija Carolina. Me miraba como preguntándose “¿Y este es mi padre?” Es el que le ha tocado y pido a Dios que sea para su bien y, por extensión, para el de todo el mundo. De qué tal padre sea yo dependen muchas cosas. Aunque la palabra final será suya, mi comportamiento marcará, y hasta condicionará, muchas de sus decisiones. Y puede hacerlo hasta el punto de que no cumpla con la misión que ha de desempeñar para bien de todos.

Ella me miraba a los ojos y yo a los suyos. Ya saben que cuando uno da el biberón lo natural es mirar a su retoño. Si lo toma medio dormido no hay mucho que hacer. Pero si está completamente despierto, uno se puede adentrar en la profundidad de sus ojos. Una mirada aún por definir pues sus ojos aún no muestran su color definitivo, están aún adaptándose a la luz de este mundo, manteniendo todavía un destello misterioso.

Son miradas que cuentan mucho, a veces demasiado. Te rodean, te sondean y te menean para llevarte a un estado en el que eres tú el que se pregunta, quien se examina. A través de ese autocuestionario, esa evaluación introspectiva, en los ojos de  una hija descubres una nueva sabiduría.

Cuando te miran buscando confianzas, certezas, seguridad, te encuentras sabiendo que no hay nada más importante que su bienestar. Cuando te miran pidiendo consuelo, ayuda, amor, hallas en ti la capacidad de amar desinteresadamente, totalmente, entregadamente. Cuando te miran alegres, divertidos, felices, brota en tu interior la felicidad, la alegría, la paz.

En los ojos de mi hija, sobre todo, me encuentro a mí mismo. Son un espejo donde se refleja mi ser, donde mi realidad se muestra desnuda, donde el futuro se vislumbra. Los ojos de una hija son el reflejo de la Verdad que sirve de aviso, de hito, de indicador. Puedo mirarlos y asustarme. Puedo mirarlos e ignorarlos. Pudo mirarlos y entrar en acción. Una es mi elección. Y mi elección se encadenará a su elección. ¿Cuál es la elección correcta? En los ojos de mi hija está.
(Publicado el 19 de febrero de 2013, en "El Día de Valladolid")