EN LOS OJOS DE MI HIJA
El otro día estaba dando el biberón a mi hija
Carolina. Me miraba como preguntándose “¿Y este es mi padre?” Es el que le ha
tocado y pido a Dios que sea para su bien y, por extensión, para el de todo el
mundo. De qué tal padre sea yo dependen muchas cosas. Aunque la palabra final
será suya, mi comportamiento marcará, y hasta condicionará, muchas de sus
decisiones. Y puede hacerlo hasta el punto de que no cumpla con la misión que
ha de desempeñar para bien de todos.
Ella me miraba a los ojos y yo a los suyos. Ya saben
que cuando uno da el biberón lo natural es mirar a su retoño. Si lo toma medio
dormido no hay mucho que hacer. Pero si está completamente despierto, uno se
puede adentrar en la profundidad de sus ojos. Una mirada aún por definir pues
sus ojos aún no muestran su color definitivo, están aún adaptándose a la luz de
este mundo, manteniendo todavía un destello misterioso.
Son miradas que cuentan mucho, a veces demasiado. Te
rodean, te sondean y te menean para llevarte a un estado en el que eres tú el
que se pregunta, quien se examina. A través de ese autocuestionario, esa
evaluación introspectiva, en los ojos de una hija descubres una nueva sabiduría.
Cuando te miran buscando confianzas, certezas,
seguridad, te encuentras sabiendo que no hay nada más importante que su
bienestar. Cuando te miran pidiendo consuelo, ayuda, amor, hallas en ti la
capacidad de amar desinteresadamente, totalmente, entregadamente. Cuando te miran
alegres, divertidos, felices, brota en tu interior la felicidad, la alegría, la
paz.
En los ojos de mi hija, sobre todo, me encuentro a
mí mismo. Son un espejo donde se refleja mi ser, donde mi realidad se muestra
desnuda, donde el futuro se vislumbra. Los ojos de una hija son el reflejo de
la Verdad que sirve de aviso, de hito, de indicador. Puedo mirarlos y
asustarme. Puedo mirarlos e ignorarlos. Pudo mirarlos y entrar en acción. Una
es mi elección. Y mi elección se encadenará a su elección. ¿Cuál es la elección
correcta? En los ojos de mi hija está.
(Publicado el 19 de febrero de 2013, en "El Día de Valladolid")