viernes, 25 de julio de 2014


CUENTO DE VERANO II


Que alguien te pida auxilio casi siempre sobresalta. Únicamente no es así cuando sabes que alguien se está equivocando y esperas que necesite ayuda para salir del atolladero. ¡Lo que cuesta dejar  que alguien se equivoque! Pero a veces es lo mejor. Sin embargo, este no era el caso, pues Laura y  Lucía no se habían imaginado ni remotamente una situación como aquella. ¿Quién y qué era aquella criatura que les solicita socorro? Les había sorprendido aunque no fue lo más sorprendente. De repente se encontraron en el prado de una suave loma inclinada hacia el remanso de un riachuelo cristalino.

 “¡Lo siento! - dijo la criatura- Tenemos poco tiempo y no podemos gastarlo en dudas. Os lo explicaré todo y luego decidiréis, pero mientras caminamos hacia allí”. Y la criatura señaló un punto en el horizonte, donde se veía unas grandes nubes de humo.  No esperó respuesta y echó a andar. “Ese es el resultado del enfrentamiento. Destrucción, destrucción y sólo destrucción…” Y ahí perdieron la explicación las dos hermanas, que se había quedado paradas mientras la criatura se alejaba hacia las nubes de humo. Así que como no querían quedarse solas en un lugar que desconocían y al que no sabían cómo habían llegado también ellas se pusieron en camino.

“Hay tres cosas que pueden destruir a cualquier criatura: el miedo, el orgullo y la apetencia. Y cuando se dan las tres juntas la destrucción es total. Todas se transforman en unos peleles manipulables. Y eso es lo que ha sucedido. Primero se dijo que todo está permitido si te apetece. Luego cada vez se quiere más. Después el miedo a perderlo y el orgullo transformado en ira y violencia para conseguirlo hacen lo demás. Es el triunfo de Proteo. Pero espero que no sea definitivo. Vosotras sois nuestra esperanza.
Laura y Lucía se quedaron heladas. Se plantaron como piedras en medio del camino. ¿De qué esperanza hablaba la criatura? ¿Y por qué ellas? Sólo eran unas niñas corrientes y molientes. Claro que lo que no sabían era que aunque nos parezcan seres extraordinarios, los héroes suelen ser gente corriente y moliente. Actuaron como sabían que tenían que actuar a pesar de lo costoso que fuera.

(publicado el 15 de julio de 2014 en el Día de Valladolid)

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