sábado, 12 de enero de 2013


GRANDES REGALOS

Sí, Señor. Grandes regalos me traen todos los años los Reyes Magos. El  más grande suele ser esperar que se levanten mis hijas y contemplar sus caras y escuchar su reacción al ver sus regalos. En esta ocasión me quedo con un “¡jo, cuántos regalos!”, seguido de contención y paciencia. Han sido capaces de esperar para abrir los regalos sin una queja y cuando ha llegado el momento no han empezado por los suyos, no. Han repartido un regalo a cada uno de sus abuelos, luego a nosotros, su madre y su padre, y finalmente han comenzado por los de su nueva hermana pequeña.
Porque ese es nuestro gran regalo de este año, el cuarto, la auténtica bendición de nuestra vida: otra hija, Carolina. Una preciosidad, con la belleza de su madre aunque con algo del mal genio de su padre, sobre todo cuando está hambrienta o cuando la tienes que mover para el baño o para cambiarla. Por lo demás es una bendita. Y sí, es amor de padre. Y sí, se me está cayendo la baba.
Pero lo mejor de todo es ver a sus hermanas dándole a Carolina los buenos días o cantarle una nana, que acaban de aprender, para que se duerma. Es verdaderamente lo mejor de la vida, el mayor regalo que Dios nos hace tras darnos a nosotros la vida: hacernos copartícipes de su potestad creadora! Es realmente el regalo más grande.
Tener hijos es una gran responsabilidad. Evidentemente la paternidad nos causa muchas preocupaciones, tanto por la salud y el estado físico como por su bienestar espiritual. Pero por mucho que queramos no podemos tenerlo todo controlado y hemos de evitar que se transforme en temor y miedo para no acogotar y acomplejar a nuestros hijos.
Hemos de saber vivir en nuestra pequeñez, en nuestras limitaciones. Aceptadas también descubriremos que tenemos más fuerza interior de lo que pensamos. La  primera prueba es nuestra capacidad para aguantar el ritmo diario apenas pegando el ojo un par de horas, biberones y llantos mediante. Es algo nimio pero es la parte visible de un iceberg oculto. Dios nos lo va descubriendo en los tiempos oportunos. Es otro gran regalo.
PD: ¡Felicidades a los recientes padres Eduardo y Raúl y ánimo a los que quieran serlo!

(artículo en El Día de Valladolid, 8 enero 2013)

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