lunes, 9 de julio de 2012


COMO SANTO TOMÁS
Hoy es la fiesta del apóstol Santo Tomás, el que no creía que Jesucristo hubiera resucitado y el que, para rebatirles a los demás discípulos que le porfiaban que sí, les plantó: “Hasta que no vea sus llagas y meta mis dedos en ellas, no creeré”. Al final tuvo que creer porque se le apareció el Resucitado, al que reconoció como Señor y Dios. Les cuento esto porque muchos de nosotros hubiéramos actuado igual que santo Tomás si alguien nos hubiera dicho hace cuatro años (cuando comenzaba la crisis) que íbamos a ser campeones de fútbol en tres torneos consecutivos.

En ello pensaba el domingo viendo el partido con mis hijas. Miraba a mi hija pequeña que jaleaba a la selección cuando había goles (porque el resto del partido se entretenía peinándome) y me acordaba cuando yo era pequeño y mi deseo era ver ganar a España una Eurocopa o un mundial. Un deseo que se desvanecía con el gol de Krankl en Argentina (eso sí, me quedará para siempre una palomita extraordinaria de Miguel Ángel), el empate contra la Honduras del gran Gilberto en el mundial del Naranjito o el agujero bajo el cuerpo de Arconada en Francia.
Sin embargo, mi hija, que hará cinco años en septiembre, ha visto ganar dos Eurocopas y un Mundial. Es otro tiempo, con un país que ha crecido mucho, aunque tenga muchos problemas (como todos los países, no se crean). Pero también con muchas capacidades.  Y la manera de aprovecharlas también nos la señala la selección, la de todos y la de todas las regiones, cuya suman nos hace más grandes. Pero no sólo la de fútbol, también la de baloncesto, o la de waterpolo, o la de balonmano, o…

Y ese modo es la preparación personal, que afila las aptitudes individuales, la humildad, que permite el trabajo en equipo, y el esfuerzo y capacidad de sacrificio, para que se pueda alcanzar la meta superando las dificultades y los obstáculos. Y para que el engranaje de ese mecanismo funcione sin chirriar hace falta también un Gran Capitán. Para describirlo les daré solamente un nombre: Vicente del Bosque. Él sí cree.
(artículo publicado en "El Día de Valladolid", 3 de julio de 2012)

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