ESCRIBE DE LO QUE QUIERAS
(artículo en "El día de Valladolid", 5 junio 2012)
Claro que para que sea así hemos de simplificar
nuestros deseos. A ella le resultaba todo simple y claro: quiere a sus
padres, ¿para qué más? Lo demás es
secundario. Sin embargo, los mayores empezamos a ponerle peros al asunto. Sí,
lo más importante es amar, pero mejor con éxito, y cuanto mayor mejor. Así que
nos esforzamos en obtener más dinero,
más reconocimiento, más cosas. Y cuanto más grandes mejor.
No creo que haya nada malo en querer mejorar, en
ofrecer una vida mejor a los tuyos y a ti mismo. ¿Cómo saber que se ha
convertido en algo perjudicial? Si pasa el examen de la proporcionalidad, del
equilibrio. El esfuerzo que hagamos ha de ser proporcional al objetivo y el
resultado que perseguimos y que obtenemos.
Estar un mes sin ver a tus hijos por conseguir que en tu trabajo te den
una palmada en la espalda no es lo mismo que estar un mes lejos de tu familia para
lograr salvar a tu empresa de la quiebra.
Es una distinción que se presenta diáfana sobre el
papel pero que luego no es tan clara en medio de los acontecimientos. Por eso
decía antes que no es tan fácil saber lo que uno quiere. El mal se nos enreda
muy a menudo en nuestras acciones y nos confunde. Por eso es bueno pararse de
vez en cuando y examinarnos por dentro. Ver si escribimos lo que queremos o si
alguien nos ha torcido la línea. Pero no desesperen nunca, que Dios escribe con
renglones torcidos.
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