sábado, 26 de mayo de 2012


RAYOS DE ESPERANZAS
(artículo en "El Día de Valaldolid", 22 mayo 2012)

Parece que hemos bajado a los infiernos y que no se vislumbra ningún rayo de esperanza, a pesar de lo que diga el ministro de Economía, Luis de Guindos; frase que nos recuerda tanto a esa otra ya tan famosa de los brotes verdes. Llevamos unos días oscuros, que parecen ennegrecerse por momentos. Intervenciones bancarias, desconfianza hacia sus balances, fuertes pérdidas en las bolsas.
Y cuando se produce una buena noticia enseguida viene alguien a pintarlo todo de  nuevo de negro. Se alcanza un acuerdo que se anunciaba problemático, el de los planes de ajuste de las Comunidades autónomas, y a las horas viene alguien de Europa a aguarnos la fiesta y apagar las luces. Primero Eurostat diciendo que el déficit es mayor ( ¿es algo novedoso e inesperado?) y luego el nuevo presidente francés afirmando que los bancos españoles necesitarán un rescate (curioso que sea durante el G-8 y con el anuncio de una cumbre Francia-Alemania-Italia; ¿Italia no tiene problemas ya?).

A veces me da la sensación de que alguien está empeñado, para tapar sus propias miserias, en que estemos a oscuras, que esa oscuridad nos aterrorice, que ese terror, por su prolongación en el tiempo, no desespere, que esa desesperación no vuelva inactivos y que esa abulia nos haga permanecer para siempre en los infiernos.
Quizá sean sólo imaginaciones pero si no los son tampoco me preocupa. Sí me preocupa que caigamos en el engaño y nos amilanemos. Cierto que esta crisis está agotando nuestras fuerzas, que todo los que se hace, personal o colectivamente, no da los frutos esperados, que todos dicen que estamos más muertos que vivos. Pero lo importante es no desesperar y no cejar en el empeño. Sin esperanza si estaremos muertos.

Como cristiano no temo a los infiernos. Dice el credo que Jesús descendió a los infiernos para resucitar a los justos. Y sé por experiencia que también está conmigo en mis infiernos personales y que de ellos me ha sacado y me saca. Lo único que lo puede impedir es la desesperación, la negación de que se puede salir. Confiemos, luchemos, afirmémonos. De aquí hasta la vuelta del verano nos lo jugamos todo, la crisis hará crisis y se inclinará al desastre o la curación. Creo que saldremos de los infiernos aunque le pese a muchos. Siempre hay rayos de esperanza.

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