sábado, 8 de diciembre de 2012


VIVIR SENCILLO

 “Vive sencillamente para que otros, sencillamente, puedan vivir”. Ese es el lema de la campaña de sensibilización de Caritas para el trienio 2011-2013. Tengo que reconocer que no me había fijado en este lema hasta ahora, con el comienzo del Adviento.  Se lo escuché este domingo a una de los responsables de caritas en mi parroquia, en el recordatorio de la operación kilo, que como todos los años nos ayuda a preparar la Navidad.

Los que aún podemos tenemos la obligación moral de compartir con aquellos que no tienen nada. Y sabemos que son muchos. Y con muchas dificultades. Nos  recomendaba esa responsable que es muy necesaria en la actualidad entregar comida enlatada o ya cocinada, que necesite el mínimo consumo de energía. Porque muchas familias no tienen para pagar el gas o la electricidad y eso impide hasta cocinar o guardar comida en el frigorífico o en el congelador. Imagínese ya no sólo sin calefacción o agua caliente sino sin la posibilidad de cocinar o de calentar un poco de café o de leche.

Vivir sencillamente nos permitiría disponer de algo más para compartir. Renunciar a lo superfluo no es un sacrificio grande realmente. Nos cuesta más por lo que supone de ruptura de costumbres y hábitos y de renuncia que por la necesidad de lo renunciado. Eso sí lo renunciado es vitalmente necesario para otros. Además es sencillo colaborar. Con dar unos paquetes de legumbre, unos productos de higiene o de limpieza, unos litros de leche es suficiente.

Y si además consiguiéramos hacer de este lema la guía de nuestra vida, viviríamos mejor. Nosotros, los que nos rodean y la sociedad en general. Imagínense que  nuestros gustos y necesidades se vuelven tan sencillas que para satisfacerlas ya no necesitáramos, por ejemplo, cambiar de móvil cada tres meses, de ropa cada temporada, de coche cada dos años… No es que hayamos de  privarnos de  una copita de vino de reserva y una tapita de jamón ibérico de Guijuelo de vez en cuando sino de emborracharnos de vino peleón a diario.
(^Publicado el 4 de diciembre de 2012 en "El Día de Valladolid" )

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