COMENCEMOS CON ALEGRÍA
Ya está aquí el mes de septiembre y, aunque algunos
aún disfruten de vacaciones, que espero que sean como las imaginaban,
comenzamos un nuevo curso. Comenzamos todos, los estudiantes y profesores y
también el resto, padres y no padres. Porque nuestra sociedad no se mueve tanto por el fin e
inicio oficial de los años como por el término de las vacaciones estivales y el
regreso a la actividad, lectiva para unos y laboral para otros.
En Valladolid tenemos la suerte de que el regreso lo
suavizamos con las fiestas. Es una buena manera de comenzar y de terminar, es
una oportunidad para reencontrarnos todos y hacerlo en un ambiente distendido y
propicio para compartir. ¡Y qué mejor que compartir bebida y comida, bien en la
Feria de Día, bien en las Casetas Regionales, en el bar de toda la vida o en un
restaurante con la familia y o los amigos!
Ya sé que andamos más achuchados y que muchos ya se alegrarían si pudieran
decir que están achuchados. Pero por eso hablo de compartir. No podremos
alternar tanto como antes pero no se trata tanto de la cantidad. Lo importante
es compartir lo que tenemos, principalmente con los que no lo tienen. Y si no
nos da para diez, disfrutemos de los siete, de los cinco o de uno.
Disfrutar conjuntamente de lo poco, con una sonrisa
y sin lamentos por lo que no hay, nos alegrará el alma y fortalecerá nuestro
espíritu. Y necesitaremos esa energía para afrontar con éxito la dureza de los
próximos meses. Este curso será muy difícil y necesitamos tener limpio el
entendimiento, dispuesto el discernimiento y
fuerte la voluntad.
Esos depósitos se llenan con la alegría de ahora,
del reencuentro y de la comunión. Y a los que somos creyentes nos ayuda mucho
la oración. Aprovechemos pues para cargar las alforjas que nos abastezcan
durante la travesía. Disfrutemos de
estas fiestas, como se suele decir, en amor y compañía. Ganaremos más.
Artículo publicado en "El Día de Valladolid", 4 septimbre 2012
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